lunes, 8 de agosto de 2011

¿Vuelta al trabajo?

Con mi estado raro, vuelvo al "trabajo".
No hay nadie en las oficinas, ni trabajadores, ni público, ni señora de la limpieza. Sólo yo. Y mis movimientos tienen eco.
¿Me habré equivocado de sitio?
Espero un rato. Intento hacer memoria de cuando hace un tiempo venía aquí todos los días. ¿Venía aquí? ¿Era yo? ¿Este yo?
No pienses demasiado, me digo.
Descuelgo el teléfono. Todavía funciona. Una voz mecánica me responde al otro lado.
Sus frases no tienen entonación.... "Si lo que usted desea es..... marque el 1, si lo que usted desea es.... marque el 2...... Si lo que usted desea....."
¿Qué deseo?
Joder, no... no pienses, déjalo. Vuelvo a repetírmelo.
Sigo escuchando. Elijo una de las opciones, no por deseada, más bien por obligado conformismo. Y esa voz metálica y sin cadencia empieza a enumerar las alabanzas de la opción elegida.... "El Estado otorga la prestación a todos los ciudadanos......"
¿Quién es el estado? ¿Quién es ciudadano?
Empiezo a marearme. Me acuerdo de 1984. En un periódico pasado veo la foto de unos señores de azul con porras y cascos.
La voz metálica continua, mis pasos con eco, pasillos sin gente, una cucaracha muerta en una esquina.
Me asusto.
¿Dónde coño estoy?

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