viernes, 13 de marzo de 2015

A mí me gusta tirarme al suelo
y ensuciarme.
Reírme hasta tener agujetas en los mofletes,
cantar a grito pelao,
bailar, hacer el gorila,
ver pelis de espías,
jugar a que soy un extraterrestre
o un gnomo que ha crecido demasiao.
Resbalarme por la silla hasta dejar el culo en el suelo,
disfrazarme, sonreír a seres desconocidos,
yo que sé...

Pero no puedo, está mal visto.
Hay que andar por la calle con paso firme,
vestir conjuntao,
no tocar,
sentarse con la espalda recta,
hablar de cosas serias,
no gritar ni decir culo, teta o pedo...

Porque se supone que ya soy mayor.
Mierda.

lunes, 9 de marzo de 2015

Siempre oí que tu vida entera pasa en frente de tus ojos un segundo antes de morir.
Primero que nada, ese segundo no es para nada un segundo, se estira para siempre, como un océano de tiempo. Para mí, fue estar echado de espalda en el campamento de Boys Scouts, viendo las estrellas fugaces caer. Y las hojas amarillas de los árboles de arce alineadas en nuestra calle. O las manos de mi abuela, y la forma en que su piel se me parecía al papel. Y la primera vez que vi el nuevo Firebird de mi primo Tony. Y Janie… y Janie. Y Carolyn.
Supongo que podría estar cabreado con lo que me pasó, pero cuesta cuando hay tanta belleza en el mundo. A veces siento como si la viera toda a la vez y es demasiado. Mi corazón se llena como un globo que está a punto de estallar… Y entonces recuerdo que tengo que relajarme y no intentar aferrarme a ella, y entonces fluye a través de mí como la lluvia y no puedo dejar de sentir gratitud por cada simple momento de mi estúpida y pequeña vida…
No tienes idea de lo que estoy hablando. Pero no te preocupes… algún día la tendrás.”

American Beauty
«Cuando llueve en domingo y tú estás solo,
completamente solo,
abierto a todo, pero no llega ni el ladrón
y no llama a la puerta ni el borracho ni el enemigo;
cuando llueve en domingo mientras tú estás abandonado
y no comprendes cómo vivir sin cuerpo
y cómo no vivir puesto que tienes cuerpo;
cuando llueve en domingo y, solo, no eres más que tú,
¡no esperes ni hablar contigo mismo!
Entonces el ángel es el único que sabe
lo que hay encima de él,
entonces el diablo es el único que sabe
lo que hay debajo de él.
El libro sostenido, el poema al caer...»
Vladimir Holan)
Estos días se habla de las mujeres. No suelo escribir yo sobre el tema, me va (me iba) más pensar en seres, sin géneros. Seres con chicha, huesos, emociones....
Pero hoy, mientras desayunaba escuchando conversaciones anónimas de la mesa de al lado y miraba disimulando (ya sé que soy cotilla, me encanta), me ha invadido una sensación como de cobijo, de seguridad.
Tres mujeres hablaban de sus cosas del día a día, con cariño y sentido del humor. Y me he imaginado sus casas, limpias como el jaspe y con olor a pino y a cocido. Los olores de la madriguera. He recordado mis paseos por las calles y lo bien que me hacen sentir los ruidos de platos a través de las ventanas, ver unos geranios bien cuidaos o la abuelita con el carro cargao de apio yendo a casa.
Y de repente me he dado cuenta de que todo ese mundo mágico que nos sostiene lo hacen las mujeres. Como aquellos duendes invisibles del cuento, ellas, las Mujeres, le dan cuerda al mundo, despacito, casi imperceptiblemente.
A ellas, a las diosas guardianas, un enorme Gracias!

Fdo.: Un ser.

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