Los miedos..... Miedo a estar solo, a no lograr salir de mi cocooning, de mi cómodo y seguro mundo interior. Me invento cuentos o relativizo, me escondo en un refugio de felicidad, mejor, de no-sufrimiento. Miro a mi alrededor, rastreo la belleza, la huelo, la toco, la siento, la disfruto... pero ¿participo? No lo tengo claro. Me apetece salir de mi envoltorio y compartir.

Pasa el tiempo y cada uno desarrollamos nuestra forma de no sentir dolor, la mía, dejar que apenas me rocen el alma. Y ese miedo a estar solo se nos convierte en realidad tratando de huir de él. Paradójico.

Dictaduras de felicidad

Obligados a estar felices. Sonrisas profidén. Muecas. No llores, no sufras, no grites.... Sé anodino hombre perfecto. No sueñes, no te emborraches, no ames, ni pierdas la razón... la jodida razón. Ponte la máscara para salir, en dos días la harás tuya. No vivas, no corras, no saltes. No te apasiones, no beses, no aprietes, no estrujes. Duerme tus ocho horas, come cinco raciones de fruta al día. No leas poesía, ni las escribas. No preguntes porqué, ni quién coño eres. Porque sólo así conseguirás ser el anodino hombre perfecto que se espera que seas.

Hoy, por H. Chinasky

Casas vacías

llenas de gente

de gente sola.

Retraso la llegada a cualquier parte

Camino por la calle, ventanas iluminadas.

Estiro el cuello para mirar dentro.

Busco.

Encuentro.

Trozos de carne,

trozos de carne solos.

Agarro mi taza que se enfría y bebo

y escribo

Gritos disfrazados de palabras

Gritos?

Ya no

Pastillas para dormir

anestesia de camas vacías

putos colchones carentes de caricias

y de sueños.

Zombies, diletantes

Ausentes

Palabras sustitutas

y prostitutas

Escucho el piano.

Fuerte, muy fuerte... un ritmo acelerado.

Quiero, necesito que esas notas ocupen todo el espacio.

Crear vacío porque no me apetece pensar.

Hambre de cosas hermosas.

O anestesia?

Hoy no quiero pensar, no quiero echar de menos abrazos, compañía.

No quiero ser consciente de la soledad.