miércoles, 26 de agosto de 2015

Patetismo

Espere inquieto. Mire el reloj. Fume. Dude entre volver a mandar el mensaje. Vuelva a mirar el teléfono: En línea. Intente distraerse sin éxito. Siéntase algo patético. Aviso de un whassap. Láncese a por el tlf: no era él. Ni responda. Siga esperando.Y si llega, vuelva a mandar, como siempre, un emoticono sonriente como si fuese usted inmensamente feliz. Disimule...
Estoy seca, ya no puedo escribir. Seca por exceso de riego. Erosionada por el chorreo continuo de palabras, me quedo en roca pura, en un ser balbuceante casi incapaz de pensar por sí mismo. En fase de recuperación del silencio para encontrar mi voz.

lunes, 24 de agosto de 2015

Boicot

A veces te boicoteas a ti mismo. No como individuo, si no como producto, como el resultado de un proceso o una inversión ajena. Es esto una forma de revelarse contra lo impuesto. Diferente a la inmediata. Más estúpida, seguro. La que yo he practicado durante mucho tiempo.

La casa

Hasta el balcón de mi habitación, por el que se cuelan unas ramicas de árbol, llega el olor de un guiso. Me recuerda a uno de cordero que hacía mi tía Tali.
Tengo ganas de comida de abuela.
Esta casa donde estoy ahora es muy bonita, muy minimalista, muy brillante, muy limpia. Lo es tanto, que sólo es casa. No es un hogar, con ruido de ollas y olores de cocido. con algo de polvo y el justo desorden de la vida normal, con la radio puesta y una canción, con un vaso en el fregadero y un rincón un poco suciete.
Esta casa sólo es casa y a mí me apetece ya comida de abuela.

jueves, 20 de agosto de 2015

 Qué fea es la ciudad con estos caminos de asfalto gris, con estos bloques de hacinamiento gris, llenos de antenas y de cables grises. 
Hasta el aire es gris. El mismo aire que respiramos y entra, gris, por nuestra nariz, por nuestros pulmones, nos recorre por nuestra sangre. Todo gris. Carne gris, sangre gris, puta vida gris.
A veces se te quiebra algo por dentro. Como estamos hechos de materia extraña, de ilusiones, percepciones y alguna que otra certeza con pies de barro, basta un gesto para hacer crash. En ese momento se nos ha roto parte de nuestro mundo, ése que nos esforzamos por mantener y en el que creemos. Nuestra "madriguera existencial".



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