viernes, 15 de mayo de 2009

Continuación.

Me quedo más tranquila si explico porqué me dolió que un trozo de carne me llamase soñadora.
Cada vez que a alguien se le llama soñador, tengo la sensación de que, de algún modo, se le condena a una especie de ostracismo, de exclusión. Se ve al soñador como alguien raro, peculiar, extravagante, entretenido, pero no como alguien con quien compartir.
Su soledad surge de la falta de oportunidades, aunque él o ella intente camuflarla de elegida.
En mi caso, me busco las mañas (y la mayoría de las veces funcionan) para que cada vez me duela menos esa exclusión. Aunque en determinadas ocasiones, como ayer, el hecho de que provenga de alguien especial haga que me duela como una maldita patada en el estómago.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No entraré al trapo, y no me pondré serio. No merece la pena. Sabes que también llevo un "soñador" dentro... aunque, te escribo porque quería m-atizarte.
1) Un "soñador" no es un extravagante, un iluso, un enajenado... ni mucho menos, es alguien que mantiene su chispa por la vida, aún cuando pueda llegar a entender todo su trasfondo.
2) Un "soñador" no es un nunca un insulto. ¡Todo lo contrario! Dichosos aquellos a los que os llamen soñadores, porque la muerte no será nunca una barrera para vosotros.
3) Tú eres una "dream girl" o una "chica de sueño"... también una "soñadora", que dicho sea de paso no es lo mismo, aunque también sea un piropo.

Hope it clarifies.

Y que nadie te amargue tu sueño... al contrario, ¡CONTÁGIALO!

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