lunes, 11 de octubre de 2010

Una noche en Praga

Este verano, en un tranvía de Praga, me pareció ver el amor. No sé porqué me ha venido últimamente a la memoria, quizás porque ya pensaba que eso no existía. No sabría explicar qué es lo que me transmitió esa sensación....
Me guardó para mí una imagen, una secuencia mejor: dos personas sentadas una al lado de la otra, yendo para casa al final del día. Hablaban con alguien sentado enfrente, tranquilos, con sonrisa serena, sabiéndose mutuamente acompañados. En un momento dado la mano de él acaricia la cabeza de ella, despacio.......suave.....enrosca sus dedos en su pelo, juguetea.....
Fue éste un movimiento tan natural, tan tierno, tan íntimo....ni siquiera miraba lo que hacía su mano, no hacía falta, cuántas veces habría repetido ese gesto? ¿cuándo hizo suyo ese pelo, esa cabeza?
Cuando llegaron a su parada, ella me sonrió con una complicidad que me pilló por sorpresa. Creo que sabía lo que había visto.

No hay comentarios:

Visitors to this page