lunes, 11 de octubre de 2010

Mi hambre

He descubierto que tengo hambre, muchísima hambre. Este estado me lleva en muchas ocasiones a ver visiones. Como normalmente me alimento de migajas, el día que me topo con un mendrugo creo que me encuentro ante un tierno bollo. Y claro, me abalanzo hambrienta a hincarle el diente. Al cabo de unos cuantos bocaos me doy cuenta de que esa textura jugosa y tierna que había imaginado no existe, que al final queda en la boca el sabor de las mismas migajas de siempre. Entonces me siento mal, imbécil, gilipollas.....me repito que si no hubiese tenido esperanzas de la existencia de tiernos bollos, seguiría sobreviviendo con mis migajas. Al tiempo se me pasa esa desazón y como todos los buenos hambrientos intento dormirme para olvidar mi hambre. Pero en ocasiones dormir no me calma, porque mis tripas consiguen hacerse oír y sueño con suculentos manjares. Paso un buen rato durante ese trozo de irrealidad, pero al despertarme me encuentro con el armario vacío, hay veces que ni siquiera hay una triste migaja que echarse a la boca. Intento disciplinar a mis tripas, obligarlas a olvidarse del hambre, hacer de ésta una conformista realidad. Pero no puedo, me da miedo, y si un día veo un bollo de verdad y paso de largo creyendo que es un sueño?

No hay comentarios:

Visitors to this page