Lunes por la mañana. Todavía se deja sentir la Magia, pero poco a poco los escenarios cotidianos van apareciendo y los recuerdos comienzan a difuminarse.
Es ahora el momento del paso fronterizo, donde la realidad y el cuento todavía se confunden.
Y en esta frontera siempre dudo. ¿Hacia dónde miro? ¿me recreo en la fantasía y en los cuentos o le hago caso a ese Pepito Grillo aburrido, que se empeña en decirme que en la vida real dos más dos son igual a cuatro y no a polvo de estrellas?
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