lunes, 9 de marzo de 2015

Estos días se habla de las mujeres. No suelo escribir yo sobre el tema, me va (me iba) más pensar en seres, sin géneros. Seres con chicha, huesos, emociones....
Pero hoy, mientras desayunaba escuchando conversaciones anónimas de la mesa de al lado y miraba disimulando (ya sé que soy cotilla, me encanta), me ha invadido una sensación como de cobijo, de seguridad.
Tres mujeres hablaban de sus cosas del día a día, con cariño y sentido del humor. Y me he imaginado sus casas, limpias como el jaspe y con olor a pino y a cocido. Los olores de la madriguera. He recordado mis paseos por las calles y lo bien que me hacen sentir los ruidos de platos a través de las ventanas, ver unos geranios bien cuidaos o la abuelita con el carro cargao de apio yendo a casa.
Y de repente me he dado cuenta de que todo ese mundo mágico que nos sostiene lo hacen las mujeres. Como aquellos duendes invisibles del cuento, ellas, las Mujeres, le dan cuerda al mundo, despacito, casi imperceptiblemente.
A ellas, a las diosas guardianas, un enorme Gracias!

Fdo.: Un ser.

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