Siempre he pensado que las verdaderas batallas se libran en
el campo de las ideas. Podemos salir a la calle a gritar por un cambio, a pedir
explicaciones o a mostrarnos disconformes. Y esas manifestaciones son
necesarias, pero, a la vez, creo que deberíamos tratar de pensar: ¿qué es lo
que falla y porqué?, ¿cuáles son las raíces de la actual situación?
Una de las preguntas que más me hago últimamente es porqué
demonios tenemos esta sensación de ausencia de futuro. Sin ponernos a pensar
desde planteamientos existencialistas, pa no perdernos y ser algo más prácticos,
me llaman la atención conceptos como el de capitalismo de ficción.
A mi entender, desde este concepto se puede entender esa
falta de futuro, que a partir de un punto de vista económico ilustra el porqué
de esta sensación.
La anterior forma de capitalismo, el industrial, en el que capital y producción material de bienes estaban estrechamente ligados, planteaba problemas para el crecimiento constante de beneficios debido a las limitaciones materiales que éste supone. Existen unos límites físicos a la acumulación, que quedan superados por este capitalismo de ficción, que se traslada a un tiempo futuro mediante instrumentos como la especulación.
La anterior forma de capitalismo, el industrial, en el que capital y producción material de bienes estaban estrechamente ligados, planteaba problemas para el crecimiento constante de beneficios debido a las limitaciones materiales que éste supone. Existen unos límites físicos a la acumulación, que quedan superados por este capitalismo de ficción, que se traslada a un tiempo futuro mediante instrumentos como la especulación.
Actualmente las operaciones financieras en las que la venta
de posibilidades en lugar de realidades ostenta el protagonismo en el terreno
de los mercados. Se venden sueños, futuro, esperanzas, en una moderna adaptación
del cuento de la lechera. Se vende todo, se ha vendido el futuro, que
deberíamos pensar en cómo recuperar.
2 comentarios:
Además de las batallas del campo de las ideas, se libra una dura batalla en el día a día, tan importante la una como la otra. El capitalismo clásico y éste de ficción del que hablas no son en el fondo tan diferentes. Se trata de acumular y vender, antes productos almacenables y ahora esperanzas, sueños e ilusiones también almacenables. Para que alguien acumule muchos de estos sueños ha de haber mucha gente, gente del día a día, que ceda un poco de ese futuro, de esas esperanzas, que acaban en manos de un comerciante "mayorista de sueños". Si no vemos futuro, ese comerciante no tendrá ilusiones que vender. Ahora puede estar todo muy desestabilizado, puesto que en estos últimos años se han acumulado muchos "posibles" en manos de pocos, pero nosotros, que los fabricamos, hemos reducido drásticamente la producción; Pronto se le irán agotando al mayorista por tanto. Cuestión de tiempo que todo se estabilice en ese sentido. No deja de ser capitalismo de ficción otro capitalismo en el que los que más han tenido, más han ganado.
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